Manipulación tendenciosa y perversa del lenguaje
Sigo prefiriendo el pensamiento lógico, el diálogo y el debate basado en la razón y la ciencia sobre el aborto. Quienes creen en el derecho a decidir de la mujer manipulan, tergiversan el lenguaje, porque la mujer tiene el derecho de decidir si va a ser madre, sobre su propio cuerpo, sobre su vida, nunca sobre ese otro cuerpo que alberga en su seno, la vida del ser humano concebido, no nacido (nasciturus), su hijo, mas bien es el antedicho «nasciturus» quien tiene el derecho a la vida contemplado en la Constitución Española (CE). Cabe pues utilizar el lenguaje adecuado, los términos precisos: aborto = ive = interrupción voluntaria del embarazo = supresión de la vida del «nasciturus»= muerte (resultado final). El anteproyecto de ley a aprobar en el Parlamento de España es en efecto la reforma de la ley del aborto (2/2010) que ha causado la muerte de algo más de un millón de seres humanos durante los últimos 10 años, la que permitía hacerlo desde los 16 años sin el consentimiento parental; pretende, quiere proteger la vida del no nacido inocente y en especial del más indefenso, vulnerable, enfermo, el más necesitado de protección y cuidados en el seno materno (el discapacitado físico o neuro-sensorial), al nacer y durante toda su vida si felizmente no se ha acabado con ella.
Llama la atención la huida, el rechazo de ese debate basado en la razón, en la evidencia científica de quienes recurren con harta frecuencia a la demagogia, falacias, argumentos políticos, sectarismo, insidias, menosprecio, falta de respeto, insultos y coacciones, mala educación, exhibicionismo vergonzoso y procaz en puertas de iglesias, interrupción de la celebración de actos religiosos para defender la anteposición, la prioridad del derecho de las mujeres a decidir sobre el derecho a la vida del no nacido, así como la demanda del aborto libre, en cualquier etapa de la gestación y sin requisito alguno. El engaño, la tergiversación, la manipulación va más lejos: la madre que decida interrumpir su embarazo por motivos de salud (enfermedad física o psíquica) al tener conocimiento de una posible malformación de su hijo podrá hacerlo; así pues, esa insistencia en negar la verdad es lamentable, tendenciosa, perversa, sí es del todo cierto que la Ley de Protección y Defensa de la Vida del No Nacido no contempla (porque no sería tal) la IVE por motivos de malformaciones. No mencionan tampoco las medidas que contempla dicha ley en aras de ayudar y también proteger a la madre que libremente desee continuar su embarazo. Esa manipulación, esa tergiversación del lenguaje, de la terminología va más allá: ausencia de la palabra «vida» en la mayoría de artículos, colaboraciones u opiniones que niegan el derecho a la vida del no nacido y anteponen el de decidir de la mujer.
La interrupción del embarazo sí es posible por el daño psicológico de la mujer debido a la malformación de su hijo
El supuesto de malformación del «nasciturus» afortunada y felizmente no será causa directa de la supresión de su vida, sí lo será «el daño psicológico de la mujer» debido a esa malformación: precisamente ese motivo «será el que autorice la interrupción del embarazo, pero no la discapacidad», eso sí, de modo supervisado por los profesionales de la salud pertinentes que confirmen la susodicha alteración psíquica para que la futura ley no se convierta en la posibilidad del aborto libre y en cualquier momento de la gestación más allá del tiempo previsto para la interrupción del embarazo, en palabras del ministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón difundidas por la agencia EFE, quien asimismo lamentó el uso de la violencia por parte de cinco activistas de Femen que abordaron, con el torso desnudo, al presidente de la Conferencia Episcopal Española Antonio María Rouco Varela. Asimismo defendió la necesidad de ampliar las ayudas a la discapacidad y aseguró que «en el mismo momento» en que el gobierno tenga disponibilidad presupuestaria «esas ayudas estarán en su programa y tienen que darse» dado que muchos abortos se producen porque no existe una perspectiva de seguridad económica y laboral.