DIÁLOGO ENTRE EL AMIGO Y EL AMADO

Antoni Alzamora Prevere. KAIROS. Última Hora (UH)

L´AMIC DIGUÉ A L´AMAT

«T´he cercat per tot arreu enmig de la gent i no t´he trobat! «No em cercaries -digué l´Amat- si ja no me h´aguessis trobat. L´alè de l´anhel ja és presencia del meu Esperit». L´amic: «ets como l´horizó que guaita darrera les muntanyes; com més t´, hi acostes més enfora pareix que es fa». Eren pensaments que tenia el dia de Nadal a la matinada, mig dormit, mentre donava les primeres passes que em duien davant una icona del Crist todpoderós, sempre interpel-lant. «Bon dia, Amic meu…, en el comencement d´un nou dia, em pos al teu servei, i ja des d´ara t´oferesc tot el que pensaré, faré i diré. Tot sigui orientat cap a la voluntat del Pare. Veniu, Esperit Sant, que pugui caminar, durant aquest dia, enfortit i il-luminat. Amén». Intervenien en aquell oferiment d´obres la mirada tendra de la Verge, el mig sonriure de Sant Juníper, el meu veïnat protector, la rialla de mon pare que em convida a l´alegria i la mirada de ma mare que em recomana seny. Intent fondre tot això en una Avemaria. «Feis que vos estimi», deia el salm inicial, i «l´amor que em teniu val més que la vida, de bon matí jo vos cerc», predicava el Salm 62 de Laudes. Després de berenar, abans de partir cap a Santa Ponça, torn al diàleg fictici a l´estil de Ramon Llull. «Per qué el silenci es el teu millor aliat?» Diu l´amic a l´Amat que respon: «Perqué el silenci es la paraula més ampla i acollidora que et puc donar». «Sempre em poses a les portes de l´infinit», digué l´amic, que s´allunyava pensatiu: si al manco per un moment pogués veure el seu rostre! El veurás -diria l´Amat- en el rostre de qui sofreix…»

EL AMIGO DIJO AL AMADO

«¡Te he buscado por todas partes en medio de la gente y no te he encontrado! «No me buscarías -dijo el Amado- si ya no me hubieses encontrado. El aliento de mi anhelo ya es presencia de mi Espíritu. El amigo: «eres como el horizonte que asoma tras las montañas; como más te acercas más lejos parece que se hace». Eran pensamientos que tenía el día de Navidad de madrugada, medio dormido, mientras daba los primeros pasos que me llevaban ante un icono del Cristo todopoderoso, siempre interpelando. «Buenos días, Amigo mío…, en el comienzo de un nuevo día me pongo a tu servicio y ya desde ahora te ofrezco todo lo que pensaré, haré y diré. Todo sea orientado hacia la voluntad del Padre. Ven, Espíritu Santo, que pueda caminar, durante este día, fortalecido e iluminado. Amén». Intervenían en aquel ofrecimiento de obras la mirada tierna de la Virgen, la media sonrisa de San Junípero, mi vecino protector, la risa de mi padre que me invita a la alegría y la mirada de mi madre que me recomienda sensatez. Intento fundir todo esto en una Avemaría. «Haced que os ame», decía el salmo inicial, y «el amor que me tenéis vale más que la vida, de buena mañana yo os busco», predicaba el Salmo 62 de Laudes. Tras desayunar, antes de partir hacia Santa Ponça, retorno al diálogo ficticio al estilo de Ramón Llull. «¿Por qué el silencio es tu mejor aliado?» Dice el amigo al Amado que responde: «Porque el silencio es la palabra más grande y acogedora que te pueda dar». «Siempre me pone a las puertas del infinito», dijo el amigo, que se alejaba pensativo: ¡si al menos por un momento pudiera ver su rostro! Lo verás diría el Amado- en la cara de quien sufre…»

POSTDATA

Gracias, mi buen amigo A. Alzamora, por recordarnos la importancia, la ineludible, la imperiosa necesidad de hacer presente a Dios en nuestras vidas, de encontrarle por fin, en todos y cada uno de los momentos de nuestra existencia, con tu maravilloso diálogo en unos tiempos en los que se pretende precisamente lo contrario: hacerle invisible, inexistente en este mundo hedonista, egoísta, materialista, insolidario. Sobretodo por haberme permitido compartir tu colaboración en mi blog, una más de las muchas publicadas en Última Hora (UH), también recogidas en tu estupendo libro KAIROS.

Firmes en la Fe

Arraigados y edificados en Jesucristo